lunes, 9 de septiembre de 2013

La Televisión. El poder de los medios de comunicación


La televisión se ha convertido ya en algo inherente a nuestras vidas. Desde la cuna, l@s niñ@s toman ya contacto con la pantalla televisiva que impone un estilo y modo de vivir concreto, cuyo centro neurálgico es ésta “caja mágica” que atrae y fascina.

La televisión pertenece a l@s niñ@s porque nacen con ella. Como el/la japonesit@ del anuncio nace con su camara bajo el brazo donde antiguamente l@s hij@s de l@s campesin@s traían el pan y su primera acción es fotografiar a sus padres/ madres con la misma naturalidad y soltura con que fotografiaría todo lo que encuentre en el camino de su vida turística, así l@s niñ@s de la era de la televisión nacen con el televisor encendido en la clínica de maternidad donde vienen al mundo y, al llegar a su casa, encuentran el mismo cuadrilátero luminoso y colorista siempre frente a sus padres/madres. El persistente sonido de la televisión l@ dormirá y el mismo monótono sonido l@ despertará.

Si l@s bebés conservaran en el consciente los dos primeras imágenes grabadas en su retina, una sería la de sus padres/madres mirándoles/as embobad@s, sonrientes y orgullos@s, inclinad@s sobre su cuna, y la otra, la de sus padres /madres sentad@s delante del televisor. Conforme crecen y son capaces de percibir el ambiente que les/as rodea, allí encuentran el televisor.

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